martes, 7 de abril de 2009

Episcopales y Luteranos en el Ecuador firman acuerdo de intercomunión

Con la entusiasta participación de miembros y pastores de las dos iglesias, la Iglesia Evangélica Luterana del Ecuador y la Diócesis Episcopal del Ecuador Central celebraron un acuerdo de intercomunión y fraternidad en la Iglesia Luterana en Quito el pasado viernes 3 de abril.

Dice el Acuerdo......
Reconocemos mutuamente nuestras iglesias como iglesias que pertenecen a la Única, Santa, Iglesia de Jesucristo Católica y Apostólica y que participan realmente del mensaje apostólico de todo el Pueblo de Dios;

Reconocemos que en nuestras iglesias la Palabra de Dios se predica de manera auténtica y que en ellas los Sacramentos del Bautismo y de la Santa Cena del Señor son administrados debidamente;

Reconocemos mutuamente nuestros ministerios ordenados como funciones que nos han sido otorgadas por Dios y como herramientas de su Gracia y esperamos con júbilo el momento en que nuestras iglesias se encuentren en completa armonía, cuando con ello también se logre el completo intercambio de los Pastores;

Reconocemos que la supervisión eclesiástica personal y colegial (Episcope) se encuentra representada y se lleva a cabo en nuestras iglesias en una diversidad de formas a manera de una señal visible de la unidad de la iglesia y de la continuidad de la vida apostólica, del mensaje apostólico y del ministerio apostólico.

Nos comprometemos a participar de la vida conjunta y del mensaje que tenemos en común. Daremos todos los pasos necesarios para el logro de una comunión más cercana en tantas áreas de la vida y del testimonio cristiano como sean posibles, de tal manera que todos nuestros miembros puedan dar pasos conjuntos en el camino hacia la unidad completa y visible.

Acordamos a continuación en los siguientes puntos:

(i) Buscar vías apropiadas para compartir una vida en común en misión y servicio, orar por y con cada uno de nosotros, trabajar con el objetivo de lograr compartir recursos espirituales y humanos

(ii) Dar la bienvenida mutuamente a los miembros de cada una de las iglesias a los respectivos cultos y recibir ministerios pastorales

(iii) Dar la bienvenida de manera recíproca a los miembros de cada una de las iglesias para formar parte de la vida congregacional de las respectivas iglesias

(iv) Promover cultos compartidos. Si se juzga si un culto eucarístico es apropiado, podrá hacérselo de acuerdo a la hospitalidad eucarística para individuos. La participación de ministros ordenados reflejaría la presencia de dos o más iglesias expresando su unión más cercana en la fe y en el bautismo y demostraría que todavía nos encontramos en el intento de hacer más visible aún la unidad de la Única, Santa Iglesia Católica y Apostólica. No obstante, tal participación sigue sin lograr el objetivo del completo intercambio de ministros. La ceremonia a ser aplicada debería ser aquella de la iglesia a la cual pertenece el ministro que preside y aquél debería ser el que diga la oración eucarística. En celebraciones de dicha índole cada iglesia debería respetar las prácticas y ritos devocionales de las otras y reflejar el consenso ecuménico que emerge con respecto a la celebración de la eucaristía. La celebración incluirá la oración de Acción de Gracias, las palabras de la institución de Cristo y el hecho de recordar su sacrificio; la invocación del Espíritu Santo; intercesión por la iglesia y el mundo y la proclamación del Reino de Dios. Sensibilidad ecuménica y mutuo respeto demandan que los elementos eucarísticos sean tratados de manera reverencial luego de la celebración. El ministro que presida como tal una celebración ecuménica es un pastor ordenado, presbítero u obispo. No se contemplan co-celebraciones.

(v) Dar la bienvenida a ministros ordenados de nuestras iglesias para servir recíprocamente en cada una de las iglesias, de acuerdo con la disciplina de nuestras respectivas iglesias, extendiéndose hacia las opciones posibilitadas por medio de nuestro acuerdo

(vi) Nos comprometemos a hacer un seguimiento del desarrollo de las conversaciones teológicas, tal como han sido acordadas en Meißen, Porvoo, Reuilly y en el acuerdo “Called to Common Mission”y hacerlas fructíferas para nuestra mutua relación.